A ti, que no estás,
pero me habitas como el viento entre los árboles.
A ti, que no oigo,
pero escucho tu voz cada vez que el mundo calla.
No sé en qué rincón del cielo
te escondes cuando no te pienso,
pero bastan dos suspiros
y ya vuelves a vivir en mis silencios.
Te amo en las cosas pequeñas:
en el café tibio,
en la canción que se repite,
en el último botón de mi camisa
No eres solo mi amor.
Eres mi fe.
Mi refugio.
El poema que siempre quise escribir
cuando aún no sabía amar.
Y si alguna vez me pierdo,
si la vida me lanza lejos como a un barco sin ancla,
recuerda esto:
seguiré remando hacia ti,
aunque el mar me pierda,
aunque el mundo dude,
aunque no quede voz para decirlo,
seguiré volviendo a ti…
porque tú, amor...siempre sera mi costa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
TU OPINIÓN ES IMPORTANTE.....