sábado, 2 de marzo de 2013

UN CORAZON DE VERDAD

 
Un hombre de cierta edad, vino a la clínica donde me encontraba, para curarse una herida en la mano. Tenía bastante prisa, y mientras se curaba le pregunté, que era eso tan urgente que tenía que hacer.
Me dijo que tenía que ir a la residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí. Me conto que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un mal de Alzheimer muy avanzado.
Mientras acababan de vendarle la herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que el llegara tarde esa vez. –No me dijo- Ella ya no sabe quién soy. Hace, casi , cinco años que no me reconoce.

Entonces le pregunte extrañado: -Y si ya no sabe quién es usted, ¿Por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?

Me sonrio, y dándome una palmadita en la mano, me dijo: -Ella no sabe quien soy yo, pero yo, todavía sé muy bien, quien es ella.

Tuve que contener las lagrimas mientras salía y pensé: “Esa es la clase de amor que quiero para mi vida. El verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es…”

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