LA ULTIMA LUZ DEL DIA



En lo alto de una colina bajo un árbol viejo que ha visto mil inviernos. Un pequeño cuerpo cayó, no por accidente sino porque el tiempo ya lo había llamado.

Era un ave, sus alas gastadas por los años, su mirada cansada, pero su corazón aún lleno de cielo.

Cayó suave como quien ya no teme el final.

Entonces el viento trajo consigo una sombra negra firme silenciosa... el gato no venía a cazar, no venía a interrumpir, solo venía a acompañar. Se acerco con respeto, sus ojos no miraban muerte, Miraban memoria, miraban historia.

La miro y ella lo miro también y sin una sola palabra se entendieron, quizás ella le mostró su último vuelo.


Quizás en su mente. aún era libre. Surcando los campos, tocando las nubes con las puntas de sus alas.

Pero el sol ya bajaba y el cielo la llamaba de vuelta.
Con un suspiro cerro los ojos y se fue...como se va la luz sin hacer ruido.

El gato no lloro, solo se quedó allí quieto hasta que el último rayo desapareció entre los árboles.

Luego con sus patas suaves cabo en la tierra, no como quién entierra, sino como quien honra.

La cubrió con hojas y sobre ella dejo una pluma brillante una de sus últimas.
Y al levantar la vista una estrella había nacido en el cielo.

El gato se fue dejando atrás, la colina y llevándose en su alma, el peso dulce de haber acompañado una vida hasta su último vuelo.

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